La poderosa implantación de las renovables en la matriz energética mundial sigue su curso, ajena incluso a turbulencias como la pandemia. 2020 fue, de largo, el mejor año de la historia para la industria eólica mundial, que añadió 93 GW (gigavatios) de capacidad instalada (+53% interanual), hasta los 743 GW.
La tendencia a la baja entre 2016 y 2018 ya se había roto en 2019, cuando la potencia instalada de este tipo de tecnología de generación volvió a repuntar, pero la subida de este año no tiene parangón en toda la serie histórica, según el informe anual del Global Wind Energy Council.
El año del coronavirus fue también el año de las energías verdes. En España, donde supusieron el 44% de la producción y las emisiones de dióxido de carbono cayeron hasta su nivel más bajo desde que hay registros; y en el mundo, donde —en buena medida gracias al tirón de China y Estados Unidos— capearon el mayor temporal en años mucho mejor de lo que habría cabido esperar al inicio de la crisis sanitaria y económica.
Su buen comportamiento responde tanto al desplome en el coste de generación de la energía eólica y de la solar fotovoltaica como a la necesidad de los países de lograr un mix más verde para cumplir con los objetivos de emisiones. En el caso de la eólica, el tirón de las instalaciones en tierra fue clave en el buen comportamiento registrado en 2020. Mientras, para las marítimas fue el segundo más prolífico en nuevas turbinas instaladas.
Fuente: El País