El futuro de la ciberseguridad, la tercera mayor economía mundial

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La ciberseguridad representa, junto con la eficiencia energética y la digitalización, una de las tres áreas clave en las que las empresas de todo el mundo deben realizar grandes inversiones con el fin de aumentar su resiliencia. La masificación del uso de datos, la descentralización de los pagos y la digitalización de los procesos hacen que las inversiones cibernéticas sean indispensables. No se trata de inversiones tácticas, sino de decisiones estratégicas tomadas a alto nivel con un efecto transversal en todos los departamentos y todas las áreas de actividad de cada organización.

La preocupante expansión del número de ataques de ransomware y su creciente nivel de sofisticación muestran la urgencia con la que los agentes económicos deben encontrar planes de inversión para defenderse y garantizar su resistencia. No se trata solo de proteger los datos y la propiedad intelectual, sino también de preservar puestos de trabajo que se verían amenazados si la organización no pudiera ejercer su actividad o sufriera pérdidas financieras.

Según un estudio publicado por PwC, la mayoría de los líderes empresariales consultados esperan un aumento significativo de los riesgos cibernéticos, desde penetración por virus (malware) o desinformación hasta ataques sobre infraestructuras críticas por parte de Estados enemigos. Por lo tanto, es de suponer que las empresas que más destaquen en términos de ciberseguridad estarán más preparadas para hacer frente a un futuro nada lejano.

Sin embargo, todavía queda un largo camino por recorrer. Actualmente, el sector de la ciberseguridad está formado por un gran número de empresas emergentes y medianas que no cotizan en Bolsa, financiadas por fondos de private equity, principalmente estadounidenses, aunque Europa, y Francia en particular, se encuentran entre los líderes de la inversión no cotizada en el sector. Además de estas pequeñas empresas, un número limitado de grandes grupos que cotizan en Bolsa completan el ecosistema de la ciberseguridad. Esto es una muestra de que este ecosistema aún no ha alcanzado el grado de madurez necesario, representando una oportunidad de inversión única.

Asimismo, el ecosistema cibernético mundial da trabajo a 3,5 millones de personas, pero le faltan unos 3 millones de empleados adicionales. Las universidades tendrán dificultades para formar rápidamente a un número tan elevado de especialistas, lo que acentúa la urgencia de automatizar los procesos cibernéticos y confiar en la inteligencia artificial para suplir la falta de especialización humana. La necesidad de invertir en este ámbito es, por tanto, enorme.

Fuente: Cinco Días